Una escena impecable en la que no creerás cuál fue la parte improvisada. No fue una frase, ni un sonido… fue ¡el gato!. No se sabe aún cómo llegó este animalito al lugar donde estaban filmando pero con mucha naturalidad, Vito Corleone lo toma en sus manos y lo acaricia como si le perteneciera, mientras hablaba de un asunto bastante serio.