3) Glossier
Esta startup de cosméticos de Manhattan (nombrada recientemente por Fast Company como una de las empresas más innovadoras de 2017) le debe gran parte de su aparentemente repentino posicionamiento cultural a su red de acérrimos fans y microinfluenciadores que se amplía sin cesar.
En lugar de contratar a grandes figuras para promocionar algunas de sus cremas para el cuidado de la piel y cosméticos, la marca hace correr la voz por medio de “mujeres normales”.
“Lo que nos motiva realmente es la idea de que cada mujer puede ser una influenciadora”, afirmó la directora ejecutiva de Glossier, Emily Weiss, a Quartz. Recientemente, Glossier introdujo un programa de recomendación mediante el cual sus seguidores más influyentes pueden ofrecer descuentos en productos y otros incentivos a sus redes exclusivas.